Los hombres están nerviosos y ansiosos para salir a cortar el romero. Cada año es diferente, no van solos, va la siguiente generación. Los padres se sientes orgullosos de ver a sus hijos con el calabozo en las manos.
El olor a jara y a tomillo envuelve el campo, pero sobre todo esos olores, el olor a romero. Un romero de verde esperanza esperando ser cortado para ser ofrecido a la Cruz.
Con el calabozo en la mano, aguardiente y pastas en los descansos, sudando el orgullo para tener el mejor haz de la bandera. Se aguarda en la estación la llegada del romero y de los hermanos que vienen de fuera con charanga, cohetes y cantando coplas antiguas y las nuevas de cada año.
Por la noche, mientras la juventud del pueblo se divierte en la Perla, no lejos de allí se desarrolla uno de los actos más íntimos y menos ocurrido, no por eso menos importantes, hacer el haz de la bandera.
El mozo llega con los amigos. Todos le dicen cómo lo tiene que colocar, cómo tiene que clavar la bandera, qué no debe hacer. Y él como un autónomo sigue los consejos con la cabeza en el día siguiente. La inquietud que le invade no lo abandonará hasta que todo haya terminado.
Pincha aquí para ver la corta del romero
Las coplas
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